GRAUPERA GARCIA-MILÀ, JORDI
La presión social contra la soberbia es una manera de destruir los mejores ángeles de nuestra naturaleza y las pocas ocurrencias originales que vamos teniendo a lo largo de la vida. El antídoto de la soberbia no es solamente la humildad, también es un espacio social donde el interés genuino por cosas diferentes y elevadas es visto como una ganancia para todos. Hace la vida más rica y más abierta.
Cuanto más frágil es una comunidad, más necesidad tiene de censurar los caracteres fuertes. Y durante siglos hemos cultivado la idea de que entre todos los defectos de los caracteres fuertes, el más peligroso es la soberbia. Las calles están llenas de ciudadanos comprometidos con el deber cívico de advertirte cuando sufres de un exceso de carácter. De ahí que la codificación de la soberbia en pecado sea una eficaz herramienta de control social.
La serie «Pecados capitales» pretende ofrecer una visión fresca y rigurosa de cada «pecado» de la mano de nuevas voces del ensayo.