EVERETT, MARK OLIVER
Mark Oliver Everett, el llamado «Kurt Vonnegut» del rock, líder y cerebro de EELS, banda que Bush II intentó prohibir por nociva -cosa que les honra a todos-, es hijo del físico cuántico Hugh Everett, que se perdió en su propia y notable interpretación de los universos múltiples hasta que E, como también se conoce al autor de este libro, encontró su cadáver. Así empezaba un ciclo de desgracias que culmina en esta rara y preciosa autobiografía musical, porque la desgracia siempre dio mejores historias, y mejores canciones, sobre todo si son de Everett. Un libro tan único como el género de la «dysfunctional-americana» que, según alguna enciclopedia y como se explica en la presentación, empieza y termina con eso que la cambiante formación de EELS ha hecho a lo largo de tantos y tan importantes discos.
Vista por encima, la historia se parece a muchas: chico introvertido y maldito coge el virus de la música, se muda a Los Ángeles y, a fuerza de tenacidad y fortuna, consigue su primer contrato. Pero no escapa a esa desdicha que, como escribió un novelista famoso, salva a algunas familias de ser como todas.
Sólo que aquí hay humor («y una triunfante sonrisa vencida», en palabras de Fresán), aunque se le hayan muerto tambiñen la madre, el mánager de la banda, la prima, que iba en uno de los aviones del 11-S, y la hermana, que se suicidó para acabar con la estirpe. O casi, porque E no nació hasta 1963 pero este libro podrían leerlo sus nietos. Los que no ha tenido, aunque no sería del todo imposible que los tuviera, porque sigue vivo. Y de eso va este libro.