FLANAGAN, RICHARD
Un extraordinario tapiz de la Australia del siglo XIX. El libro de los peces de William Gould es el retrato de un mundo de convictos, prófugos, flageladores, colonizadores, ladrones y víctimas cuya sangrienta historia se describe en esta novela siguiendo una original taxonomía de doce peces. En aquellos días William Buelow Gould, protagonista de esta historia, es sentenciado a cadena perpetua en la famosa colonia penitenciaria de la isla de Sara, en la Tierra de Van Diemen (hoy Tasmania). Mientras cumple condena a la espera de su ejecución, Gould escribe un libro sobre los peces que pinta para el médico de la colonia, aficionado a la historia natural. En esas pinturas, además de realizar bellas ilustraciones científicas, Gould introduce trazos inequívocamente humanos. Así, El libro de los peces de William Gould se convierte en la crónica de la vida en prisión, de sus reos y carceleros, y de la cruel naturaleza del hombre, de cómo el ser humano puede liderar su propia revolución mediante el amor. Reseñas:
«Un escritor excelente.»
Ian McEwan «Richard Flanagan roza la grandeza literaria.»
Chicago Tribune «En estas páginas, Flanagan utiliza su talento para regalar al lector no solo la comprensión visceral de las crueldades y las corrupciones de la raza humana, sino también el reconocimiento de sus glorias y su perseverancia, su habilidad para convertir el sufrimiento en arte.»
The New York Times «Flanagan vuelve al agua para sumergirnos en la historia colonial y penal de Tasmania. Flotando junto a él [...] se encuentran las voces de, entre otros, García Márquez, Borges, Sterne y Melville.»
The Independent «Hay mucho que saborear en este relato picaresco de monstruosidades, mucha imaginación desbocada, mucha ironía astuta y mucha anarquía cómica.»
The Guardian «Esta extraordinaria novela es una meditación sobre el colonialismo, o, más bien, sobre la historia en sí misma. [...] Una visión serena y escalofriante de la vida humana, comparable a la de los peces, nadando en la enorme frialdad, solos.»
The New Yorker