No sabemos nada del narrador de este relato, salvo que se ha puesto a conducir su coche sin destino alguno y que ha terminado atascado en medio de un bosque. Y que es finales de otoño y empieza a oscurecer. El narrador nos cuenta todo lo que va haciendo y lo que le va pasando por la cabeza. Como está en medio del bosque y no puede desatascar el coche por su cuenta, decide buscar un camino que lo lleve a alguna de las casas que ha visto en la pista forestal, pese a que tenían aspecto de haber estado abandonadas. Tiene que haver alguien por ahí cerca. El sendero que sigue tiene que conducir a algún lado. Aunque camina, no parece que avance. Después de andar un rato por el bosque frío y oscuro, mientras nieva, es consciente se le acerca desde la lejanía. De forma humana, pero sin ser humana, esta presencia es de una blancura luminosa. Y en cuanto desaparece esta presencia, oye una voz. Pero ahí no hay nadie. Aún así, el narrador oye una voz, una voz débil y quebradiza, pero que tiene una especie de plenitud cálida y profunda.
"Blancura" es una obra breve que se lee como un torrente. Seguimos al narrador mientras anda por el bosque, sin saben exactamente qué hace ahí ni hacia donde se diríge. Y a nosotros, como lectores, nos da igual hacia donde vaya, porqué nos adentramos en el bosque con él al ritmo de sus palabras. Lo acompañamos en este paseo sin saber si estamos en el mundo real o en el reino de los sueños o, quién sabe, puede que en algún lugar entre la vida y la muerte. Pero nos es indiferente, porqué nos hemos adentrado en la blancura y esta lo inunda todo, y ya no sabemos si nada existe, o si tiene sentido.
Martí Segura
